✦200: Esto es lo que he aprendido escribiendo 200 newsletters
Si te preguntas si merece la pena empezar o continuar tu Camino Creativo, esto es para ti.
🥧 Tu Mitología gastro > 🥧 Camino Creativo
La práctica hace al maestro practicante
Nos convertimos en lo que hacemos repetidamente.
Primero, nace un deseo acompañado de una intuición que no podemos verbalizar aún. A veces, ese deseo es el de contar algo, otras el de «ser creadora», «escritora», «fotógrafa», «gastrónoma»…, el de cambiar nuestra propia situación o la de un escenario que nos inquieta, encontrar nuestro lugar en el mundo…
Y todo eso es posible.
Solo que después, si queremos que ese deseo se haga realidad y que la intuición tome forma –que se materialice– hay que recorrer un camino.
LA FRASE
«El valor no siempre ruge. A veces es solo una vocecita, al final del día, que te dice: Mañana lo volveré a intentar»
MAYA ANGELOU
Los primeros pasos sirven para pasar a la acción
Empecé a escribir la Pepaletter con 2 ideas en mente:
«¿Cómo se relaciona la palabra y la experiencia gastronómica?»
«Quiero encontrar mi verdadera voz»
Lejos de parecerme cada vez más fácil o de tener la sensación de acercarme a alguna meta, cuanto más escribía, más complejo me parecía todo y menos seguridad tenía en lo que estaba haciendo.
Los inicios fueron duros. También porque eso de sentarme cada domingo a escribir una newsletter que no tenía claro para qué me iba a servir ni a dónde me iba a llevar me producía una mezcla de pereza y enfado.
¿No sería mejor descansar o dedicar ese tiempo y energía a otras actividades más propias del finde o, en caso de que fueran profesionales, que al menos me dieran una recompensa inmediata/ cuantificable?
Hacer frente a este runrún mental cada semana se me llegó a hacer bastante cuesta arriba.
Pero, por una razón que contaré algún día, yo había tomado una determinación que me condujo a un compromiso: recorrer mi propio Camino Creativo.
Y eso, sí o sí, pasaba por practicar.
Practicar es recordar hacia dónde queremos dirigirnos
Practicar es renovar el compromiso con el propio camino. Implica vivir en un procesos de iteración y reforma que nos fortalece y expande.
Practicar es un continuo cruce de umbrales que nos lleva a desplegar nuestros potenciales.
Nuestro «yo 2.0» está al otro lado del miedo. «Solo» hay que atravesarlo. Solo hay que ponerse manos a la obra.
El Camino Creativo como idea VS el Camino creativo como realidad
El mundo de las ideas es fascinante y motivador. Pero sobre todo, es seguro.
Me explico: El mundo de las ideas se caracteriza por su potencialidad: mientras nada se materialice, todo es posible. Todas las puertas están abiertas, todo puede llegar a ser.
Sin embargo, cuando más terrenal se vuelven las ideas –cuanto más nos acercamos a su materialización–, más puertas se cierran: la potencialidad deja paso a concreción y, de todo eso que «podía llegar a ser», tan solo una fracción «es».
Esto da un miedo terrible porque puede revelarnos verdades que quizás no queremos ver estamos preparados para asimilar en este momento:
Que nuestras ideas (aún) no son tan buenas como pensábamos
Que (aún) no sabemos ejecutarlas
Que nuestra propuesta (aún/así) no interesa
Que nuestro mensaje (aún/ así) no se entiende
Que (aún no) somos los profesionales o creativos que nos gustaría ser
Lidiar con esto es parte del Camino Creativo, del real.
Estas verdades son desagradables, difíciles de digerir y pueden llegar a ser desmotivantes. Tanto, que la idea de abandonar se siente como una liberación.
Pero lo que he aprendido al comprometerme a no abandonar -encontrando la manera viable para mí de no abandonar– es que descubrir y asimilar estas verdades nos aporta humildad y nos acerca a una versión más real de nosotros mismos.
Y es que solo sabiendo «de qué pie cojeamos» podremos ajustar nuestro calzado.
La manera de descubrir tu camino es caminando (te cuento cómo lo he experimentado yo)
Escribiendo 200 newsletters he tomado conciencia de lo que me mueve –no como mero ideal abstracto o como narrativa construida para vender o encajar– sino como experiencia, como vivencia.
Ese «lo que me mueve» es también en lo que creo, que a la vez es «lo que sé», porque lo he vivido. Y ahora, al fin, puedo expresarlo en 3 ideas clave:
El Camino Creativo: aparece a medida que caminas.
La práctica: caminar es una práctica que consiste en seguir tu curiosidad y crear a partir de ella desde el primer momento. Seguir tu curiosidad se siente emocionante, ligero y divertido. Crear a partir de ella puede llegar a ser difícil (sobre todo al principio).
Tu verdadero discurso: es el que emerge a medida que creas siguiendo tu curiosidad. Y deben darse ambas acciones: seguir tu curiosidad + crear (pasar a la acción).
De esto se destila que «nadie empieza siendo un experto». También que, «si quieres descubrir cuál es tu camino, ¡camina!».
Prácticamente, es lo que venía a decir Steve Jobs en el discurso que dio en Stanford en junio de 2005:
…No puedes conectar los puntos mirando hacia adelante, solo puedes conectarlos mirando hacia atrás. Así que tienes que confiar en que los puntos se conectarán de alguna manera en tu futuro. Tienes que confiar en algo: tu instinto, el destino, la vida, el karma, lo que sea. Porque creer que los puntos se conectarán en el futuro te dará la confianza para seguir tu corazón, incluso cuando te lleve fuera del camino trillado, y eso marcará toda la diferencia.
Ahora también sé que esa confianza de la que habla Jobs –que yo experimento como fe– lleva de verdad a algún lugar. Y también sé que las personas que han llegado a ese lugar han experimentado algo similar.
Es una extraña sensación de sentimientos encontrados:
Por una parte, sentimientos de logro, de entusiasmo, de sentido, porque ese salto de fe de seguir la curiosidad y de hacer algo con ella sin saber si tenía sentido, efectivamente ha llevado a una transformación, a un estado en el que la realización es posible, a una sensación de coherencia y propósito.
Pero por otra, aparece una extraña decepción. «¿Esto era?» Y quiero concretar por qué: darte cuenta de que, lo que sabes ahora ya estaba ahí, es como ganar en la tómbola del cole lo que tú misma habías llevado.
Joseph Campbell lo expresaba en 1972, mientras preparaba su libro Los mitos:
Yo creía que, durante todo este tiempo, había crecido, que mis ideas habían cambiado y que había avanzado. Pero cuando recopilé los artículos escritos en ese periodo, me di cuenta de que todos ellos hablaban esencialmente de lo mismo. Entonces descubrí lo que me estaba moviendo.
Menos mal que leyendo a Campbell en otra de sus obras, El héroe de las mil caras, podemos aprender que la sensación de que lo que te mueve siempre ha estado ahí es una experiencia arquetípica.
A mí, descubrir que muchas de mis vivencias personales son vivencias arquetípicas me da mucha paz. Me hace sentir menos rara, menos sola, más conectada con el mundo, con el cosmos, el universo o como queramos llamarlo.
Los extraordinarios encuentros durante el Camino, ¡gracias!
Cuando te expresas, pasan cosas.
Cosas que no pasarían si todas esas ideas se quedasen solo en nuestra mente.
Pero, ¿qué «cosas» son las que pasan?
Conocemos a personas con las que compartimos ideas (que quizás pensabas que solo nos interesaban a nosotros).
Descubrimos otros proyectos inspiradores.
Llegan oportunidades de colaboración que de verdad nos entusiasman y con las que evolucionamos como personas y como profesionales (¿acaso son esferas distintas?).
¿Todo esto pasa de un día para otro? En mi caso, no.
Pero es emocionante, divertido y energizante.
Conectar con personas con las que compartes ideas o con las que discutir matices es de las cosas más bonitas del Camino Creativo.
Por eso, millones de gracias a ti que me lees, a las personas que llevan aquí desde los inicios, a las que acaban de llegar, a las que recomiendan la Pepaletter, a las que se vuelven amigas y/o clientes y también a las que se quedan solo durante un tramo.
Gracias de corazón.
Lo que fue y lo que es
Releyendo ediciones pasadas de mi newsletter me doy cuenta de que mi visión y mi enfoque siempre estuvieron latentes. Siempre.
Escribir 200 newsletters me ha ayudado a aclararlos, a ponerles palabras concretas.
Escribir 200 newsletters me ha ayudado a que esa visión y ese enfoque dejen de ser una intuición o «algo que sé, pero que no puedo expresar» para ser un discurso con sentido que me da dirección y propósito. Un discurso-guía que me recuerda qué sentido tiene mi historia y cómo lo que he aprendido –lo que intuía, lo que sabía, lo que soy– puede también significar algo para otras personas.
Reflexionar sobre la relación entre la gastronomía y la palabra ha hecho que la Pepaletter pase por diversas etapas en las que he escrito sobre temas que, en su momento, podían parecer dispares, pero que convergen en el tema del discurso gastronómico:
Copy gastronómico: Cómo las palabras nos hacen preferir o desear ciertas experiencias gastronómicas sobre otras.
Neurogastronomía: Cómo las palabras afectan nuestra manera de percibir el sabor.
Identidad gastronómica: Cómo las palabras configuran nuestra identidad como creadores gastro
…
En todas ellas siempre vi la gastronomía como reflejo e ingrediente de nuestra identidad. Tanto personal, como comunitaria y como creativa.
Durante este camino, comprendí que, para muchas personas, la gastronomía es una lente que nos permite percibir y experimentar dimensiones humanas con las que vincularnos de una manera más real con el mundo y con nosotras mismas.
Explorando los significados que percibimos, las temáticas que nos atraen y los imaginarios que nos evocan y creando algo con todo esto, sucede una suerte de magia que algunos llaman «realización». No como una meta a la que llegar, sino como un proceso de volverse real.
Entonces, ¿qué ha pasado durante 200 newsletters?
Mi historia y la de mi newsletter no es la de un «éxito» arrollador con cientos de miles de suscriptores, un negocio con un equipo gigante y un crecimiento sin parangón.
No es lo que yo busco.
Además, estos discursos tan titánicos donde parece que debemos ser superheroes me parecen agotadores. Y por ahí, para mí, no es.
Mi historia y la de mi newsletter es la de un desplegarse –como una flor que se abre– que, pétalo a pétalo, pasito a pasito, newsletter a newsletter, revela aquello que, de todo lo que podía ser, en realidad «es».
Comprometerme con mi Camino creativo me ha permitido evolucionar en el contexto de mis posibilidades reales y de mis verdaderos sueños.
Estaba pensando que, es como si hubiera hecho un pacto conmigo misma sin saberlo:
«Escribirás 200 newsletters para descubrir lo que ya sabes (o tienes), pero a lo que aún no puedes poner palabras. Y entonces, tu historia, tu camino y tu proyecto te revelarán su verdadero nombre, su razón de ser».
Pero también pienso que, si hubiera sabido de este pacto, en vez de caminar en la oscuridad teniendo como único farolillo mi fe en que el camino aparecerá, me hubiera dado a mí misma una pequeña nota, una cartini, como se dice en italiano.
Como eso ya no lo puedo hacer, te la doy a ti:
UNA CARTINI PARA TI:
Jamás seremos un «producto terminado». Nuestras creaciones tampoco. Simplemente las compartimos cuando están lo bastante alineadas con lo que somos en este instante, aquí y ahora.
Por eso, siempre me ha ayudado recordar una cosa:
El camino sigue. 💛
Me identifico mucho 💪🏻
Justo lo que necesitaba leer hoy ✨ Gracias