¿Conoces tu imaginario gastronómico personal?

Todos tenemos uno, aunque no siempre sepamos ponerle nombre.

Es ese conjunto íntimo de vivencias, recuerdos y anhelos que asociamos a la comida. Por ejemplo, lo que una miga de pan, el aroma de un guiso o tu ritual de desayuno despiertan en ti, y no en otra persona. Podemos llamarlo memoria sensorial. O, si afinamos más, imaginario gastronómico personal.

Tu imaginario tiene una lógica secreta. Una forma única de organizar el mundo a través del alimento.

Y esa lógica —tan tuya como tu voz— conforma tu identidad gastronómica.

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Esta identidad, aunque reveladora para cualquiera, es especialmente poderosa para los creativos gastronómicos: personas que escriben sobre comida, que tienen una tiendecita de té o un obrador de chocolate, que fotografían platos, que cocinan con intención… Su trabajo nace de una sensibilidad, de una mirada. Y esa mirada se cultiva.

Porque la voz creativa —la que da sentido, claridad y dirección— no viene de fuera, sino de dentro: de ese archivo simbólico y sensorial que te acompaña desde siempre.

✴️ La Pepaletter es un espacio donde abordo esta dimensión interior y personal de la gastronomía, desde el ángulo de los estudios culturales, en concreto, desde el enfoque mito-simbólico.

Este enfoque estudia cómo las personas y las culturas organizan y expresan simbólicamente sus valores existenciales y su interpretación del mundo. Y este enfoque es, para mí, de vital importancia.

Quién soy yo para hacer esto

Me llamo Pepa Cartini. Desde 2016 acompaño, como autónoma, a personas creativas a explorar, ordenar y comunicar sus proyectos gastronómicos.

Mi especialidad es ayudarles a descubrir y traducir su imaginario personal en un discurso creativo auténtico.

Trabajo con marcas del sector ofreciendo consultoría creativa y redacción publicitaria, y escribo para revistas gastronómicas especializadas. También he colaborado con universidades e instituciones como la Universidad de Cádiz, el Pacifica Graduate Institute (California) o la Universidad de Bayamón (Puerto Rico).

Mi formación cruza varias disciplinas:

  • Diploma de Especialización en Mitología y Simbología (Universitat Blanquerna)

  • Máster en Gestión e Innovación Gastronómica (Cátedra Ferran Adrià)

  • Certificación WSET II (Outlook Wine)

Pero todo esto vino después. Lo que me trajo hasta aquí fue —sorpresami propio imaginario gastronómico.

Un cachito de mi historia

Crecí en un hogar donde la gastronomía se vivía desde dos cosmovisiones completamente diferentes: la alemana de mi madre y la gitana de mi padre. Ambas convivían —a veces en tensión, a veces en armonía— en nuestro restaurante familiar.

Un restaurante es un laboratorio de historias humanas. Y yo era una niña inquieta y curiosa que observaba todo desde esa privilegiada atalaya.

Me fascinaba ver por qué las personas elegían ciertos platos, cómo sus decisiones reflejaban aspectos invisibles de su personalidad, las palabras exactas que usaban para narrarse a sí mismas en torno a la mesa. Todo esto rodeado de aromas, sabores y texturas que intensificaban cada gesto, cada mirada, cada historia.

Trabajé entusiasmada en la hostelería hasta que mi salud cambió mis planes.

Pero las preguntas siguieron. Y la curiosidad también.

Fue entonces cuando descubrí el enfoque mito-simbólico: una disciplina que estudia cómo las personas y las culturas organizamos simbólicamente nuestros valores más profundos y nuestra interpretación del mundo. Pero, sobre todo, una disciplina que me llega al corazón.

Y ahí encajó todo.

Porque entendí que esas intuiciones de la niña del restaurante tenían base científica en el contexto de los estudios culturales. Que existe algo profundamente humano que nos une más allá de nuestras condiciones circunstanciales —edad, etnia, religión, género. Ese algo es nuestra dimensión simbólica y arquetípica.

Pero esas condiciones, sin embargo, sí determinan nuestra visión del mundo y nuestra actividad creativa. Y es precisamente en esa tensión donde la gastronomía se revela especialmente potente: porque conecta ambos niveles, el universal y el personal.

La mitocrítica —que es como se llama esta metodología de análisis— me dio las herramientas para descifrar esos patrones inconscientes que todos llevamos dentro. Para leer los imaginarios que viven en nosotros y convertirlos en discursos creativos auténticos.

Ahora trabajo desde un pequeño despacho con vistas al mar, en lo alto de un monte de Málaga. Ofrezco consultorías creativas y servicios de storytelling gastronómico. Y cada domingo escribo La Pepaletter.

El camino sigue. 💛

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